jueves, abril 05, 2007

Un paseo por el sur

No! No crean que hablo de Argentina, ni de Sudamérica... Es sólo un paseo por el sur de Francia y de España que hicimos con Diego, escapando unas horas de la fatal esclavitud "doctorandística".
Tenemos mucho por hacer en estos días, pero aún así decidimos huir un tiempito de la rutina y dedicarnos a viajar por acá cerca nomás.
Con la idea de conocer los famosos Pirineos, tomamos el tren rumbo a Portbou, y cuando estábamos en ese pueblo, decidimos dar paso más y cruzar el límite: seguir hasta la próxima parada, Cerbere, una ciudad perteneciente ya a Francia. ¡Grave error! Diego tiene vencido el NIE (la tarjeta de residencia) y además no había traído el pasaporte. El caso es que igualmente nos lanzamos a la aventura, inconscientes de lo que nos deparaba el destino.
Mientras viajábamos hasta la siguiente estación, Diego me iba diciendo lo mucho que le gusta Francia, sus lugares, paisajes (aunque "no su gente", eso lo dejó muy claro). Pero cuando bajamos en Cerbere , ¡oh sorpresa!, todo era gris, sucio, viejo y descuidado, en definitiva: un asco. Casi nos ponemos a llorar a dúo, y más porque habíamos visto el pueblito anterior que de verdad estaba bueno. Además, yo tuve que ir al baño de la estación, pero mejor me ahorro el relato de lo que encontré allí, porque eso acabaría desilusionando a cualquiera.
En fin, había que apechugar y apechugamos: decidimos salir a ver si encontrábamos algo digno de ser visitado. Al principio no hallábamos la salida y luego, cuando la encontramos, creímos mejor volver a entrar. Buaaaaaaaá! Ni siquiera había ruta para los peatones, tuvimos que caminar - pegados a la pared, como gusanos - bajo un puente por el pasaban autos y camiones a toda velocidad. Más tarde tuvimos que cruzar las vías de tren, subir caminos empinados y cruzar puentes electrificados con carteles que anunciaban "risque de décès" (riesgo de muerte) .

Y todo eso porque más allá, detrás el peligro ;-), veíamos un azul que parecía el atisbo de una costa (o, en nuestras circunstancias, del paraíso).
Luego de la odisea que acabo de narrarles, encontramos por fin el Mar Mediterráneo. Allí estaba, lleno de azul y roca, haciéndonos olvidar de todo lo penado.




PD: ¿Qué pasó después? ¿Cómo entramos nuevamente a España? Continuará... (Diego, ji! ;-P).